Las amenazas que se derivan de los procesos naturales y antrópicos ponen en estado de vulnerabilidad y riesgo a las comunidades más desprotegidas, pero para entender lo que es una amenaza socio-natural hay que comprender antes una serie de conceptos y variables. En este sentido, garantizar el bienestar de los seres humanos y controlar el deterioro de los ecosistemas es el reto más importante para preservar la vida, pero para poder cumplir este objetivo hay que hacer frente a estas amenazas mediante una serie de mecanismos que ayuden a mitigar esta problemática.
Pero bien, se debe tener claro que una amenaza no es un desastre, sino lo que antecede a este. La amenaza es el fenómeno peligroso. Se define como la magnitud y duración de una fuerza o energía que representa un peligro potencial, dada su capacidad de destruir o desestabilizar un ecosistema o los elementos que lo componen, y la probabilidad de que esa energía se desencadene[1]. De esta manera, la amenaza tiene los tres componentes:
Primeramente, la energía potencial: la magnitud de la actividad o cadena de actividades que podrían desencadenarse, seguidamente un factor clave como lo es la susceptibilidad: la predisposición de un sistema para generar o liberarla energía con peligro potencial ante la presencia de detonadores y el detonador o desencadenante: el evento externo capaz de liberar la energía potencial. En otras palabras, el detonador adecuado para un determinado nivel de susceptibilidad desencadena la energía potencial y la amenaza surge de una fuerza potencialmente peligrosa, su predisposición a desencadenarse y un evento que la desencadena.
Así, las amenazas socio-naturales están relacionadas con dos factores sumamente importantes la vulnerabilidad y el riesgo lo que desencadenaría en un desastre. Es frecuente que los desastres ocurran por reacción en cadena. Esta se da cuando una amenaza inicial produce efectos destructivos en un sistema vulnerable y este, a su vez, se convierte en una amenaza para otro sistema, y así sucesivamente. A mayor vulnerabilidad, mayor posibilidad de que se produzca una reacción en cadena.
En este sentido, las amenazas socio-naturales pueden analizarse de dos formas, las amenazas de los procesos naturales que pueden poner en estado de vulnerabilidad y riesgo a la sociedad y la intervención del ser humano de manera negligente que altera los proceso naturales generando vulnerabilidad y riesgo de desastre en las poblaciones.
Las amenazas socio-naturales más comunes que se pueden observar son originadas principalmente por la migración de la población rural hacia zonas urbanas, las cuales se localizan en la mayoría de los casos en zonas sin control y con alta vulnerabilidad a la ocurrencia de procesos naturales. Además, otro factor detonante de las amenazas socio-naturales consiste en la destrucción de bosques y áreas naturales con la finalidad de urbanizar lo que posteriormente desencadena en inundaciones y deslizamientos provocando desastres y emergencias.
Asimismo, estas amenazas socio-naturales como se ha venido explicando incluyen acciones directas causadas por el hombre por accidentes, negligencia, manipulación y otros, como es el caso de incendios, explosiones, escapes, desastres industriales, hambrunas, accidentes de reactores nucleares, guerras, contaminación del agua y del aire[2], que vienen a generar un desequilibrio en el ambiente alterando los procesos naturales que posteriormente ponen en vulnerabilidad a desastres a los diferentes colectivos.
En este sentido, se ve la relación de equilibrio que debe existir entre el ser humano y la naturaleza y la forma en que se convive con ella, además de los mecanismos que se llevan a cabo para mitigar esas amenazas y reducir los desastres. Prevenir un desastre es realizar, por anticipado, actividades para reducir la amenaza o la vulnerabilidad identificadas, mediante la intervención respecto de uno o más de los factores que las constituyen.
No obstante, reducir la amenaza de desastres solamente es posible en algunos casos ya que los seres humanos no pueden impedir la presencia de las amenazas tectónicas por ejemplo, pero por otro lado se pueden manejar las amenazas de carácter meteorológico mediante el control de las actividades que causan efectos negativos en el clima, y pueden tener gran injerencia en la reducción de las amenazas topográficas, gracias a actividades locales en materia ambiental tales como la reforestación, el control de los procesos de erosión y el correcto manejo de las corrientes de agua.
Se deben crear esfuerzos para mitigar las amenazas socio-naturales y un claro ejemplo de ello es, reduciendo la vulnerabilidad de las poblaciones más desprotegidas disminuyendo el grado de exposición a las amenazas por ejemplo, al localizar las viviendas en zonas donde no se presentan derrumbes, deslizamientos o inundaciones. De igual manera, crear protección mediante defensas que reduzcan el daño que puedan causar las amenazas, como el empleo de estructuras antisísmicas o la reforestación de montañas con mayor probabilidad de deterioro por lluvias. Es aquí donde se hace imprescindible el ordenamiento territorial.
[2] Impacto de los Desastres en la salud pública. Organización panamericana de la salud. (Editor: Eric K. Noji. Bogotá, D,C., Colombia 2000), 303.), 303. expo de geo ambiental![slide-1-728](https://darwinni92.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/09/slide-1-728.jpg?w=300&h=225)
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